Cómo evitar las ampollas al hacer senderismo
Las ampollas son una lesión frecuente asociada al senderismo y, aunque no suelen ser graves, igualmente pueden doler lo suficiente como para arruinarte un buen día de ruta. Por lo general, aparecen cuando una zona de la piel se somete a una fricción, lo que provoca que la superficie de esta se estire hasta formar una burbuja llena de líquido.
En este artículo compartimos consejos para evitar las ampollas y saber cómo tratarlas, incluso si aparecen a pesar de tus esfuerzos por prevenirlas.
Cómo evitar las ampollas
Hay varias maneras de prevenir que aparezcan las temidas ampollas:
- Elige unas botas de senderismo de buena calidad.
- Átate muy bien los cordones.
- Lleva calcetines confeccionados con buenos materiales.
- Cuida tus pies antes y después de la ruta.
Cómo elegir las mejores botas de senderismo
El primer paso para evitar las ampollas es fundamental y consiste en encontrar unas buenas botas de senderismo diseñadas para el tipo de modalidad que practiques. Cuando estés probándote modelos, presta atención a los posibles puntos conflictivos.
Si suelen salirte ampollas, presta atención a lo siguiente:
- Pruébate el calzado o las botas en la tienda (o bien en casa, si las has comprado online). La forma del zapato debería coincidir con la de tu pie, además de ofrecerte un buen apoyo en toda su longitud, sin puntos conflictivos que resulten incómodos.
- También se recomienda poner a prueba tus botas en pequeñas caminatas antes de atreverte con rutas más ambiciosas o una aventura de varios días por la montaña. Así, podrás identificar lo antes posible zonas incómodas o roces para ocuparte de ellos. Y también te dará tiempo para “acostumbrarte” a las botas.
Abróchate bien las agujetas
Las ampollas aparecen por una fricción repetida en la piel. Al atarte las agujetas de forma ajustada podrás abarcar el pie por completo y sujetarlo correctamente.
Cuando practiques senderismo, no dudes en parar y volver a amarrarte las agujetas si sientes que la bota te roza en alguna parte del pie. Si la fricción es en la zona de los dedos, ajusta bien las agujetas en la parte frontal de la bota. Para estabilizar el talón, aprieta las agujetas en torno al empeine y el tobillo.
Incluso si acabas de empezar la caminata, nunca está de más parar y amarrarte bien las agujetas si con eso te ahorras una ampolla.
Calcetines de calidad, pies felices
Los calcetines son la capa que está en contacto tanto con la parte interior del calzado como con la piel del pie. Al usar calcetines de buena calidad diseñados para hacer senderismo y con la talla correcta, ganarás en comodidad, y a la vez reducirás el riesgo de que aparezcan ampollas.
También existen calcetines dobles “antiampollas” que redistribuyen la fricción entre las dos capas de los calcetines.
Llevar un par extra de calcetines es una buena opción para evitar que aparezcan ampollas, además de para mantener los pies secos.
Cuida de tus pies
- Antes de practicar senderismo:
Si sabes en qué parte del pie podrían aparecer ampollas (por ejemplo, en el talón, el arco o los dedos), aplica vendas finas en las zonas sensibles como medida de prevención. Estas protegerán la piel del roce.
La ampolla puede aparecer por un exceso de humedad en el calzado (ya sea por transpiración o por la humedad externa). También tienes la opción de echarte talco en los pies para mantenerlos secos antes de empezar la ruta.
Por otro lado, existen cremas que fortalecen la piel de los pies, además de ofrecer otros tratamientos preventivos. Suele recomendarse empezar con ellos varios días antes de la ruta, así que recuerda preguntar en la farmacia con cierta antelación.
- Durante la ruta:
Trata de mantener los pies limpios y secos. Si sientes que se te ha metido algo en el calzado (como piedrecitas, arena o césped), deja de caminar. No dudes en quitarte los zapatos y calcetines y frotarte los pies siempre que sea necesario. Los modelos de caña alta o incluso las polainas son una buena opción para que no entren este tipo de objetos.
Durante la caminata, aprovecha el resto de descansos para secarte los pies al aire libre y cambiarte de calcetines, en caso de ser necesario.
En lo que respecta a las ampollas, no todos los pies son iguales. Algunas personas nunca las sufren, mientras que otros suelen tener que lidiar con ellas muy seguido. Así que te recomendamos tratar de evitarlas cuando sea posible y, en caso de que aparezcan, tratarlas en cuanto las descubras para que puedas seguir disfrutando del maravilloso paisaje que te espera.